Fin de semana en Sanchinarro (Madrid). Art Decó, sin restos celtibéricos (al menos hasta ahora), sábado cena “con burbujas” (una originalidad de mi señora esposa, cena con cata de espumosos, cavas y champán) y el domingo a encontrar un ratito para correr y eliminar los excesos de la cena (¡Dios Santo! ¡lo encontré a la 12,30 PM! Aunque afortunadamente no hacía nada, nada, nada de frío, ni lluvia a la vista).
No me tengo que molestar en buscar ninguna ruta, salgo con intención de hacer la misma que estoy haciendo últimamente, bordeo Sanchinarro, me interno en Valdebebas, lo atravieso, salgo al Campo de las Naciones y regreso al origen por el carril bici que transcurre más o menos paralelo a la M-40, unos 13 km en total.
Corriendo junto a arbolillos recién plantados que apenas me dan sombra, intentando huir de tórrido sol y soportando los tropecientos grados centígrados que están cayendo en ese momento. Se oye el rumor del agua cercana, ¡es mi sudor que cae como Iguazú! , no hay pájaros, están durmiendo la siesta, mejor así, porque de haberlos, serían buitres, no podría ser de otra forma con esa calima, eso sí, veo dos lagartijas.
Sólo correr, no hay más remedio, si paro me achicharro. En soledad como es lógico (no hay otros corredores tan pirados como yo que salgan a esas horas con la que estaba cayendo). Correr sólo por no engordar. Miro el cronómetro y cada vez voy más lento.
No siento el aire, no siento mis piernas.Decido no ir más allá, más de una hora sería una locura, así que a los 25’ me doy la vuelta y regreso por donde he venido. Corro cada vez más lento, cada vez más pesado.
Siento el calor abrasador. Siento el mediodía maldito. Siento no haber traído agua. Pero sobre todo, siento haber salido a correr. Quiero llegar lo antes posible.
Tras 50 minutos y unos 9 kilómetros recorridos, estoy llegando de nuevo a casa, totalmente asfixiado… pero tenía que salir a correr para mantener el tipo…¡Qué mal sienta una sesión de correr en una mañana calurosa de primavera! Pero eso sí, con la satisfacción de haber cumplido. Si no lo llego a hacer, seguro que estaría arrepentido. ¿Que tendrá esto de correr que hasta cuando sufrimos, después lo recordamos con agrado?
PD. Gracias Alberto por servirme de inspiración y por tu entrada tan bella.
Un saludo.
Teo lo tuyo también llega al alma y al cerebro, por que ¿cómo se te ocurre salir a esas horas? que te va a dar un "aciburrio".
ResponderEliminarHacia mucho que no hacia ningún comentario en el blog, aunque entro de vez en cuando y estoy al día, pero esto de las odas no he podido resistirlo. Menos mal que dentro de una semana vienen algunas carrera en las que vamos a vernos, ello hará que todo vuelva a la normalidad, por que cuando no hay actividad, nos da por volvernos poéticos.
POr cierto, yo ya estoy apuntado a a la norte-sur, ¿alguien más se ha apuntado?.
"Correr por no engordar" supera ampliamente a "Correr por correr".
ResponderEliminarMi entrada está escrita en pleno ataque de "tontería" (a veces me asalta; normalmente se me pasa sin consecuencias graves, aunque no siempre). La entrada necesitaba una buena dosis de humor y realidad.
Lo mejor de todo ha sido descubrir qué es un "aciburrio" (que, al parecer, es palabra típica de Salamanca y, por tanto, poco conocida para un granaíno)
Ni muchísimo menos mi plagio es equiparable a tu oda, solo pretendía provocaros "laughing out loud".
ResponderEliminarAhora es lo que toca, salir a correr sin pretensiones y a poder ser a última o a primera hora, eso sí, con una buena gorra y bien hidratado.
ResponderEliminarUn saludo.