lunes, 30 de julio de 2012

IV Cross de Linares: carrera serrana.

El domingo me levanté prontito, desayuné algo, me puse mi camiseta trotona llena de telarañas después de un año sin competir y salí más contento que nadie hacia Linares de Riofrío (a 7 kms. del pueblo donde tienen la casa mis padres). La mañana en la sierra ya se sabe: soleada y con temperatura agradable, en torno a 20º.
A las 09:35 h. estaba en el Ayuntamiento de Linares de Riofrío cogiendo mi dorsal. El ambiente estupendo, propio de estas carreras de pueblecito donde todo el mundo participa de una u otra forma. Allí entablo conversación con gente del Club de atletismo salmantino "Cazabaches", que son los organizadores.  Todo perfectamente organizado y muy bien atendido. Me explican el perfil de la carrera, me aconsejan prudencia con las fuerzas y, de paso, me tiran los tejos para ver a los Trotones en la media maratón que organizan en Salamanca en marzo/abril. Acepto el reto. Gente muy amable y abierta estos "Cazabaches".


Como todo está al lado, salgo del Ayuntamiento con mi dorsal y en unos segundos estoy en la línea de salida. Caliento un poquillo por las calles adyacentes e incido en mi gemelo y pie derechos. Acuerdo con mi fascitis respetarnos mutuamente en la próxima aventura que vamos a enfrentar.
A las 10:00 h. se inicia la carrera que apenas recorre 300 metros por asfalto para, inmediatamente, salir a la pista en zona arbolada que sube hacia la Honfría. Hasta los 850 m. aproximadamente el perfil es llano, pero a partir de aquí ya empieza a picar un poquito. La gente ha salido demasiado fuerte para mi gusto, aunque ya no sé si es apreciación subjetiva mía por la falta de entreno o una realidad constatable. Acuerdo que dentro de un par de kilómetros sabré si fue lo uno o lo otro. Yo por si las moscas "reservón", como me han aconsejado.


Dejamos las antiguas fábricas de cal de Linares a la izquierda y la pendiente, siempre entre sombra, cada vez aumenta más. Al pasar por el kilómetro 2 miro el reloj para ver cómo voy de ritmo, porque por ahora me voy sintiendo bien, aunque un poco lento respecto a mis propias referencias (en torno a 4:50/5:00 min/km.). Pero lo importante es que no me duele la fascia plantar. 
El caso es que mi ritmo hace que sea adelantado por muy pocos corredores y sin embargo me permite ir dando alcance a otros para, en torno al km. 3, empezar a "recoger cadáveres" de verdad (ya se empieza a ver a gente caminando). Yo he tomado como referencia a dos "indígenas linarenses" que se ve que han subido tropecientas veces a la Honfría y que van a un paso cómodo de seguir.
El km 3 ya presentaba unas pendientes llamémoslas "interesantes", pero el km. 4 se pone "complicadillo" de verdad. Menos mal que la temperatura serrana y lo frondoso de la vegetación hace que el calor no nos castigue más de lo debido.

Afortunadamente a mitad de carrera se descienden unos 200 m. para dar la vuelta y tomar algo de agua, aunque mi mente, para ser sinceros, no me dejó disfrutar de la bebida pensando que tenía que volver a subir esos 200 m. antes de iniciar la bajada.
Pero todo llega en esta vida, incluso para los corredores: ¡qué bendición cuando empezamos a bajar todo lo que antes habíamos subido!, ¡cómo cambia la percepción de la pobre vida del corricolari serrano!... ¡y cómo mola mirar el crono!... ahora sí que me encontraba a gusto, incluso seguía adelantando gente. Vamos, un paseo hasta los últimos 800 m. que vuelves a llanear antes de entrar a meta y que te exigen despedirte de la inercia y volver a "tirar de tus fuerzas reales".

La llegada muy animada, como prácticamente todo el recorrido, y enseguida, sin aglomeraciones ni empujones, botella de agua y bolsa del corredor, a la que he de hacer mención aparte. El crono marcó unos discretos 40:46. Satisfecho.

Y os preguntaréis: ¿qué había en la bolsa del corredor?... pues bien sencillo. Toda vez que se trataba de una carrera por la sierra charra, la organización nos obsequió con una camiseta técnica muy chula, unos folletos turísticos de la zona, algo de fruta, descuentos para comer en distintos lugares del pueblo, una entrada para la piscina municipal y... UN CHORICITO IBÉRICO muy rico, de la fábrica local AYNA, patrocinadores entre otros de la prueba. Como podréis suponer, creo que ha sido la mejor bolsa del corredor que he recibido nunca... ¿o alguien no está de acuerdo?.




5 comentarios:

  1. ¿A 5min/km y subiendo? ¿Es eso el "trote cochinero" prometido?

    ¡Qué bueno volver a leer una crónica de carrera de trotón Carlos! ¡Y sin dolor! Enhorabuena.

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  2. Ya, pero sabiendo que te espera el CHORIZO IBERICO en meta, así cualquiera se pone las pilas y acabas adelantando a todo el que puedas, por si te quedas sin tan apreciada vianda... :)

    Enhorabuena por el retorno, y sin molestias, que al fin es lo más importante.

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  3. Pues la verdad es que sí, lo más importante es que parece que me voy encontrando mejor de la fascitis y que poco a poco podré ir retomando el entreno.
    Gracias por vuestro apoyo.

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  4. Solo te faltó mostrarnos lo agusto que se estaba en la piscina comiendose un bocata de chorizo con la consabida cerveza bien fria, lo que se denomina el periodo de rehidratación y refresco, que seguro que el agua de la piscina no está muy caliente y eso es bueno para recuperar las piernas.

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  5. Efectivamente Pepe, la piscina de Linares no es lo que se dice de "aguas termales", aunque todos sabemos de las bondades del agua "fresquita" en las piernas después del ejercício.
    Y en cuanto al bocata de chorizo ibérico (también conocido como "barrita energética ibérica"), está científicamente demostrado que este producto es uno de los mejores reconstituyentes y reconstructores de fibras lesionadas después de una carrera. De ahí su presencia en la bolsa del corredor en este tipo de carreras tan exigentes.

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