Corremos y corremos, sin ser conscientes del valor que tienen para nosotros muchas personas que tenemos alrededor. Y la vida a veces, sin pedir permiso, nos retira el privilegio de compartir momentos con ellas.
Corremos y corremos, sin observar lo que transcurre a nuestro lado y saltando de tema en tema sin prestar atención. Y la vida a veces nos hace conscientes de realidades que estaban llegando, nos alcanzan, nos tocan y duelen… ¡cómo duelen! (¡Paco: despierta, campeón!).
Y lo peor es que somos tan necios que seguimos corriendo.
¿Y lo decimos en un blog de correr? Pues sí, porque esta vez vamos a correr -y caminar- desde Madrid a Granada, con un significado personal: volver a donde todo empezó para nosotros, como locos bajitos y como pareja. Queremos correr deteniéndonos de cuando en cuando, para conocer y disfrutar de paisajes, lugares, gentes e historia.
Y queremos prestar una especial atención, y contagiaros de ello, a una enfermedad puñetera y cruel: la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que algunos conocemos por personajes famosos: Stephen Hawkings, yendo lejos; Francisco Luzón, yendo no tan lejos. Y que sin embargo está cerca, muy cerca.
Enfermos de ELA, familiares, fundaciones… muchos lo explican mejor que nosotros y tomaremos prestados algunos de sus testimonios e informes para hacer visible la ELA, nos toque de cerca o no.
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